Apóstoles que echasteis en el mundo de la Iglesia el cimiento poderoso, al
que es de la verdad depositario, rogadle por nosotros.
Mártires que ganasteis vuestra palma en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates, rogadle por nosotros.
Vírgenes, semejantes a azucenas que el verano vistió de nieve y oro, al que
es fuente de vida y hermosura, rogadle por nosotros.
Monjes que de la vida en el combate pedisteis paz al claustro silencioso, al
que es iris de calma en las tormentas, rogadle por nosotros.
Doctores cuyas plumas nos legaron de virtud y saber rico tesoro, al que es
caudal de ciencia inextinguible, rogadle por nosotros.
Soldados del ejército de
Cristo, santas y santos todos, rogadle que perdone nuestras culpas a aquel que
vive y reina entre nosotros. Amén.
Francisco de Asis T.
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